(Residencia Creación - Proyecto asociado 2018 )
L'animal a l'esquena (Celrà)
Del 30/01/2018 al 10/02/2018
David Climent, loscorderos-sc, Pere Jou, Sònia Gómez
Casa es un ejercicio minucioso para ensanchar las fracturas que pueblan nuestra realidad cotidiana y que hacen tambalear nuestros diminutos universos. Una propuesta que cree que el agujero es lo más interesante que hay en la pared.
En casa siempre hemos pensado que la realidad es un tejido tramado por todos aquellos que nos encontramos en un mismo lugar. Habitamos un espacio y lo poblamos de significado, de sonido y de movimiento. Y además, nos gusta creer que esta realidad que creamos es natural y ontológica, firme y estable. Pero no lo es y toda realidad es relativa y quebradiza, se agujerea, es tubular, aparente y a menudo contradictoria.
Eso a veces duele, pero a veces libera. A veces nos pone en situaciones de riesgo y a veces nos hace hermosamente fuertes. Es en la extrañeza que puebla lo cotidiano que nosotros decidimos instalarnos. Construir nuestro fortín y ver qué pasa. Nuestras vidas están llenas de estos pequeños momentos de ambigüedad que pasan rápido ante nosotros sin ser percibidos del todo conscientemente. Momentos en los que un movimiento de ceja no planificado nos delata y revela al mundo que no hemos entendido nada de lo que nos acaban de decir, o que un comentario general sobre la moda del momento nos ha ofendido enormemente. No obstante, la escena continúa sin más y nos seguimos validando mutuamente. Seguimos adelante porque las cosas funcionan de un modo y nosotros no somos nadie para cambiarlo ahora.
¿Pero qué sucedería si decidiéramos instalarnos en ese instante? ¿Dónde nos llevaría decidir ensanchar esa fractura y sumergirnos en ella como si de un fractal se tratase?
L'animal a l'esquena (Celrà)
Del 30/01/2018 al 10/02/2018
David Climent, loscorderos-sc, Pere Jou, Sònia Gómez
Casa es un ejercicio minucioso para ensanchar las fracturas que pueblan nuestra realidad cotidiana y que hacen tambalear nuestros diminutos universos. Una propuesta que cree que el agujero es lo más interesante que hay en la pared.
En casa siempre hemos pensado que la realidad es un tejido tramado por todos aquellos que nos encontramos en un mismo lugar. Habitamos un espacio y lo poblamos de significado, de sonido y de movimiento. Y además, nos gusta creer que esta realidad que creamos es natural y ontológica, firme y estable. Pero no lo es y toda realidad es relativa y quebradiza, se agujerea, es tubular, aparente y a menudo contradictoria.
Eso a veces duele, pero a veces libera. A veces nos pone en situaciones de riesgo y a veces nos hace hermosamente fuertes. Es en la extrañeza que puebla lo cotidiano que nosotros decidimos instalarnos. Construir nuestro fortín y ver qué pasa. Nuestras vidas están llenas de estos pequeños momentos de ambigüedad que pasan rápido ante nosotros sin ser percibidos del todo conscientemente. Momentos en los que un movimiento de ceja no planificado nos delata y revela al mundo que no hemos entendido nada de lo que nos acaban de decir, o que un comentario general sobre la moda del momento nos ha ofendido enormemente. No obstante, la escena continúa sin más y nos seguimos validando mutuamente. Seguimos adelante porque las cosas funcionan de un modo y nosotros no somos nadie para cambiarlo ahora.
¿Pero qué sucedería si decidiéramos instalarnos en ese instante? ¿Dónde nos llevaría decidir ensanchar esa fractura y sumergirnos en ella como si de un fractal se tratase?
