Neil Harbisson es un artista visual y compositor británico-irlandés. Es el primer cyborg del mundo, combinación de persona y ordenador, reconocido por un gobierno. Harbisson tiene acromatopsia, una condición hereditaria de la visión que desde nacimiento le obliga a ver el mundo en blanco y negro. Desde la edad de 20 años lleva instalado un eyeborg para interpretar los colores.
Neil Harbisson nace en Londres el 27 de julio de 1982. Hijo de padre británico y de madre española, crece y vive en Mataró (Barcelona, España) donde estudia piano y bellas artes. Es discípulo del maestro y compositor Enric Torra i Pórtulas, de la pianista Conchita Prim y de la compositora Isabel Medina y Cantón. A los 16 años estudia bachillerato artístico en el Instituto Alexandre Satorras donde, debido a su particularidad visual, le permiten usar exclusivamente el blanco, el negro y el gris en sus trabajos.
A los 18 años, poco después de liderar una campaña para salvar árboles centenarios de su ciudad, se traslada a Dublín (Irlanda) donde continua con sus estudios de piano en Waltons' School of Music. El año siguiente es aceptado en
Dartington College of Arts (Inglaterra) donde estudia composición y piano. Es discípulo del compositor experimental inglés Frank Denyer y del pianista manco John Railton. Durante sus estudios en Inglaterra conoce a Adam Montandon, un licenciado en cibernética de la Universidad de Plymouth. Los dos universitarios trabajan conjuntamente en la creación del Eyeborg, un sistema cibernético que Harbisson se instala en la cabeza para poder percibir los colores a través de sonidos.
A los 21 años, Harbisson se convierte en el primer hombre cibernético reconocido oficialmente por un gobierno después de insistir y presentar varias solicitudes a la oficina de pasaportes británica para que le reconozcan el aparato que lleva en la cabeza como una parte más de su cuerpo y como parte de su imagen. El reconocimiento oficial le permite aparecer en la fotografia de su pasaporte con el aparato electrónico. Actualmente, no puede ver colores, pero los puede interpretar con notas musicales. La prótesis, que nunca se quita de la cabeza, la considera parte de su cuerpo y extensión de sus sentidos.