CUERPOS CELESTES
L'animal a l'esquena (Celrà)
Del 24/06/2024 al 29/06/2024
Azkonatoloza
( Azkonatoloza )
L'animal a l'esquena (Celrà)
Del 24/06/2024 al 29/06/2024
Azkonatoloza
( Azkonatoloza )
CUERPOS CELESTES
un proyecto documental de ciencia y ficción.
En esta residencia AZKONATOLOZA seguirán investigando en su nueva creación CUERPOS CELESTES, la segunda parte de FALLA, la nueva serie de investigación en artes vivas de estas dos creadoras.
Porque tras ocho años recorriendo Abya Yala, de la mano de la Trilogía Pacífico, en busca de las grietas dejadas por el colonialismo y la barbarie capitalista sobre la vida en el planeta, buceando en las consecuencias del extractivismo desregulado y en las relaciones geopolíticas que enraízan todo esto, las preguntas se agolpaban:
Y ahora, ¿qué? ¿hacia dónde vamos?
¿Qué superficie debemos rastrear?
¿Qué voces debemos escuchar?
Y la primera pista se encontraba en el último verso de Teatro Amazonas: “Ahora, lo que toca es frenar y escuchar”.
Porque la escucha fue el punto de partida del nuevo viaje que emprendimos con Canto Mineral, pieza que abrió FALLA, esta serie de trabajos de investigación documental, realidad especulativa y ciencia ficción por la que ahora navegamos. Porque luego de años prestando atención a voces y relatos humanos, ahora, ¿a quién tocaría escuchar?
Pero, ¿y si no fuesen los humanos?. Ni los animales. Ni los árboles los que tendrán la última palabra, como escribió Joan Brossa. ¿y si fuesen las piedras, los minerales o las ondas electromagnéticas?
un proyecto documental de ciencia y ficción.
En esta residencia AZKONATOLOZA seguirán investigando en su nueva creación CUERPOS CELESTES, la segunda parte de FALLA, la nueva serie de investigación en artes vivas de estas dos creadoras.
Porque tras ocho años recorriendo Abya Yala, de la mano de la Trilogía Pacífico, en busca de las grietas dejadas por el colonialismo y la barbarie capitalista sobre la vida en el planeta, buceando en las consecuencias del extractivismo desregulado y en las relaciones geopolíticas que enraízan todo esto, las preguntas se agolpaban:
Y ahora, ¿qué? ¿hacia dónde vamos?
¿Qué superficie debemos rastrear?
¿Qué voces debemos escuchar?
Y la primera pista se encontraba en el último verso de Teatro Amazonas: “Ahora, lo que toca es frenar y escuchar”.
Porque la escucha fue el punto de partida del nuevo viaje que emprendimos con Canto Mineral, pieza que abrió FALLA, esta serie de trabajos de investigación documental, realidad especulativa y ciencia ficción por la que ahora navegamos. Porque luego de años prestando atención a voces y relatos humanos, ahora, ¿a quién tocaría escuchar?
Pero, ¿y si no fuesen los humanos?. Ni los animales. Ni los árboles los que tendrán la última palabra, como escribió Joan Brossa. ¿y si fuesen las piedras, los minerales o las ondas electromagnéticas?
Y en esto consiste el proyecto: en apartar lo humano del centro de la escena para situar allí lo mineral. Para escuchar como nuestras voces entran en diálogo con el crujir de las piedras y las frecuencias de los movimientos satelitales.
Porque, los sistemas de clasificación jerárquica de la naturaleza, que sitúan lo mineral en el extremo opuesto inferior a lo humano, derivan en una explotación descontrolada sobre los recursos minerales del planeta y cuerpos celestes. La barbarie mineral. Porque en medio de esta emergencia climática, ¿no nos ayudaría reconocer que el carbono es la base de la vida? ¿O que el calcio, el fósforo y el potasio son sólo 3 de los 14 minerales esenciales para el funcionamiento del cuerpo humano?
Porque, ¿podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los sistemas geológicos no son vivientes? ¿Y qué las estrellas y planetas que nos orbitan no lo son?
Pero, ¿estamos preparadas para ver cómo el magma se transforma en sangre? ¿Para ver cómo nuestro cuerpo se transforma en roca?
Una roca que no deja de vibrar, crujir y agrietarse.
Una roca dura que baila sin parar, en medio del temblor.
Y no hablamos solo de piedras, rocas o montañas, hablamos también de ríos, lagos y mares, de planetas y asteroides.”
Porque, los sistemas de clasificación jerárquica de la naturaleza, que sitúan lo mineral en el extremo opuesto inferior a lo humano, derivan en una explotación descontrolada sobre los recursos minerales del planeta y cuerpos celestes. La barbarie mineral. Porque en medio de esta emergencia climática, ¿no nos ayudaría reconocer que el carbono es la base de la vida? ¿O que el calcio, el fósforo y el potasio son sólo 3 de los 14 minerales esenciales para el funcionamiento del cuerpo humano?
Porque, ¿podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los sistemas geológicos no son vivientes? ¿Y qué las estrellas y planetas que nos orbitan no lo son?
Pero, ¿estamos preparadas para ver cómo el magma se transforma en sangre? ¿Para ver cómo nuestro cuerpo se transforma en roca?
Una roca que no deja de vibrar, crujir y agrietarse.
Una roca dura que baila sin parar, en medio del temblor.
Y no hablamos solo de piedras, rocas o montañas, hablamos también de ríos, lagos y mares, de planetas y asteroides.”