Residencia Escritura  
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LA ETERNIDAD VULNERABLE
L'animal a l'esquena (Celrà)
Del 05/08/2024 al 17/08/2024

Xavier BobésAlberto Conejero
( Xavier BobésAlberto Conejero )


El punto de partida para nuestro segundo encuentro como creadores es el poema “Infancia y muerte” de Federico García Lorca. Es uno de los denominados “poemas huérfanos” del ciclo de Poeta en Nueva York porque, aunque está escrito en la misma época y pudo formar parte del libro, finalmente fue descartado en la versión del libro que en 1936 Lorca entregó para edición. El poema tardó décadas en ser publicado. Lo hizo Rafael Martínez Nadal, amigo del poeta, ya en los años setenta. Éste cuenta que Lorca le entregó el manuscrito con la siguiente nota: ‘Para que te des cuenta de mi estado de ánimo’.



Para nosotros el poema no ha sido una elección. Apareció en nuestras vidas en el momento en el que, sin saberlo lo necesitábamos. De otro modo: el poema se inscribió en la órbita de un duelo que vivimos —y aquí el verbo es preciso— por el fallecimiento de un familiar muy cercano. En sus versos tiemblan algunas de las vivencias que atravesamos. Ahora sabemos que la muerte, en cierto modo, nos devuelve a todos a la infancia; que la muerte nos aparta del ruido del día al día y nos devuelve a la esfera de lo importante y sagrado; y somos en el duelo fantasmas para los vivos y fantasmas para los propios muertos. Ahora sabemos que la vejez puede ser una frontera con la propia infancia y no con la nada. Nuestro cuerpo viejo quizá está más cerca de nuestro cuerpo niño que de la nada. Nuestro cuerpo niño quizá está más cerca de nuestro cuerpo viejo que de la nada. ¿Cómo volver a la infancia si no es desde el duelo? ¿Cómo podemos celebrar —reír y llorar— al niño que fuimos? ¿Cómo podemos hacer una ofrenda a nuestros muertos si no es con nuestras manos de niño?

Este poema es el disparador para nuestro trabajo. En el poema un Federico herido desciende para encontrarse con el Federico niño. Los versos del poema de Lorca están construidos sobre materia, objetos-reliquia que atestiguan el paso del tiempo y, a la vez, son capaces de hacerlo colapsar, de abrir pasadizos pecho adentro hacia el niño que fuimos y que duerme en nosotros, también hacia el muerto que seremos. Todas las obras que hablan del nacimiento y de la muerte sólo pueden hablar sobre la vida. Creemos que esta será pieza sobre la vida, su raro prodigio. Queremos trabajar con la calidez rarísima del duelo y con la eternidad vulnerable de las fotografías. Buscamos desde el poema escrito la aparición de un poema escénico.